jueves, 11 de octubre de 2012

Testimonios, fotos y vídeos de las islas Malvinas.

Testimonios de ex combatientes de Malvinas.

Vicecomodoro A. P.: Fuerza Aérea. Los aviones argentinos iban dotados de municiones de tipo explosivo con un proyectil trazante cada siete, para dar al piloto una muestra visual de la trayectoria, inclusive el único derribo de un avión Harrier inglés en combate Aire-Aire; un hecho que recién fue comprobado dos años después de haber terminado la guerra, fue producto de una ráfaga disparada por los cañones de un avión Mirage argentino.
La flota inglesa no venía preparada para contrarrestar un tipo de ataque así, con aviones a muy baja altura, venían bien preparados para ataques convencionales. Pero en el caso de los ataques de la Fuerza Aérea Argentina los aviones efectuaban una aproximación semejante a la de un misil de trayectoria rasante. Los ingleses contaban solo con el sistema de misiles Anti-misiles Sea wolf, pero no es lo mismo dispararlo contra una aeronave dirigida por la inteligencia de un piloto, que puede decidir maniobras evasivas inesperadas para confundir al sistema de guiado del misil defensor, que hacerlo contra un misil que cuenta con cierta “inteligencia” pero no con la capacidad de reflexionar y decidir en base de la evolución de la situación. Con los ataques a baja altura logramos ventaja, es decir, dimos con el “talón de Aquiles” de la flota británica, hundiéndoles varios navíos como el Shefield, la Ardent, la Antelope, el Coventry, el Atlantic Conveyor y dañar seriamente numerosos navíos más. Hasta el 14 de junio, se computó un total de 32 naves británicas atacadas entre hundidas y fuera de combate, admitamos que una mayor cantidad de aviones, con este mismo sistema de ataque nuestro, aún con las mismas bombas y equipamientos con que contábamos, podría haber llegado a destruir toda la flota.
Comodoro R. M.: Precisiones sobre el ataque al portaaviones “Hermes”. “El alto mando naval argentino, de acuerdo a los datos obtenidos por los modernos aparatos con que contaban nuestros aviones, poseían datos precisos de que el portaaviones “Hermes” fue averiado, mientras el “Invincible” fue el único que se hallaba actualmente en operación. “Uno de los motivos más concretos para avalar dicho enunciado, es la cantidad de aviones “Sea Harrier” que la flota invasora utilizó para sus ataques los días 21 y 22 de mayo, lo que revela que sólo uno de los portaaviones estuvo operando con ellos. “En principio, los británicos contaban con dos portaaviones livianos (PAL): El “Hermes” y el “Invincible”. El seguimiento de los radares que nuestras fuerzas efectuaron con los “Sea Harrier” ingleses, reveló que se dirigían a un solo punto en el mar. El mencionado rastreo permitió detectar con un alto grado de certeza la posición del “Hermes” el 4 de mayo, cuando aviones “Super Etendard” de la Armada Argentina atacaron dos blancos en el Atlántico Sur. “El día 3 de mayo, un contacto por radar por un seguimiento de los “Harriers”, reveló la existencia de un blanco grande a 73 millas de Puerto Argentino a rumbo 140. El 4, se vuelve a detectar el mismo blanco en igual posición, constatándose que se trataba del “Hermes”. “A las 11.30 del mismo día y por datos, ataca un “Super Etendard”, lanzando un Exocet con radar enganchado al eco del blanco grande, y el segundo Super Etendard lanza otro Exocet enganchado al eco del blanco chico. Ese mismo día 4 de mayo el Ministro de Defensa británico informa el hundimiento del “Shefield”, por lo que es fácil deducir que el blanco grande era el “Hermes”, el que a partir de ese momento comenzó a dar señales de varias dificultades. Simultáneamente, se produce el traslado del Almirante Woodward a bordo del “Invincible”, difundiéndose además, contradictorias noticias de las fuentes británicas. La información también expresa que desde ese momento se reduce notablemente el número de aviones “Sea Harrier” que se mantienen en vuelo, como si uno de los dos portaaviones hubiese dejado de operar. Lo sospechoso de la cuestión, surge de la celeridad con que el Ministerio de Defensa inglés admitió el ataque al “Shefield” y el dramatismo con que tiñó el relato del hecho. Lo que también sorprendió es que, casi una hora antes del anuncio del hundimiento, en el Reino Unido se pasaban imágenes por televisión mostrando al buque navegando, como si estuvieran preparadas de antemano.” El gobierno de Thatcher venía ocultando desde el 1-5-82 los resultados de los ataques de aviones Navales y de la Fuerza Aérea Argentina a la Flota, lo que determinó el hundimiento del “Shefield” y las serias averías del “Hermes”. El hundimiento del crucero ARA “General Belgrano”, produjo un daño político en el frente interno británico, que el conservadorismo inglés trataba de reparar mediante un hecho conmocionante favorable, por lo que se preparaba la noticia del “Shefield” para consolidar a la opinión pública. El blanco de los “Super Etendard” habría sido el “Hermes” y el “Shefield”, ya dañado. P

DECLARACIONES DE UN TESTIGO:

Los hombres en guerra han sido instruidos a partir de una serie de valores entre los que el sacrificio por la patria –y por ende la posibilidad de morir– ocupa un lugar preponderante. Como ciudadanos, cumplir con su deber puede derivar en la pérdida de la vida, lo que a la vez es el máximo sacrificio que un habitante de un país puede hacer por su nación. Esa muerte, a la vez, es inscripta en una genealogía de hechos semejantes, que legitiman tanto el sacrificio como el derecho a combatir. Esto último se relaciona, por lo tanto, con que eventualmente los ciudadanos en guerra se verán “obligados” a matar. En consecuencia, los hombres bajo bandera reciben un entrenamiento específico al respecto, que abarca los aspectos técnicos tanto como para insertarse disciplinadamente en una fuerza como para, llegado el caso, eliminar al adversario. En consecuencia, es bueno tener en cuenta que así como el sacrificio de la propia vida es una parte de la situación de guerra, la posibilidad de matar, aunque sublimada en prácticas y entrenamientos, también existe.Se trata de una cuestión clave en la construcción de las memorias de guerra, pero generalmente postergada por las construcciones ex post que se hacen acerca de los conflictos. A la hora de hablar de ellos, surgen diversos discursos que comparten, reconociendo los más variados orígenes, una característica y necesidad común: justificar la muerte de los muertos propios, pues la de los “adversarios” o “enemigos” no estaba en discusión desde el inicio del conflicto. El resultado es un proceso de victimización, en el que se termina asumiendo que “los combatientes presentes en las zonas de batalla estaban allí para ser muertos, antes que para matar”.
Pero los hombres en guerra son individuos que participan de la posibilidad de “matar legalmente”. Son respaldados por todo un aparato ideológico, jurídico y cultural que crea las condiciones para que esas muertes sean posibles sin las habituales sanciones (lo que no quita los planteos morales individuales ante esa realidad). Como consecuencia, en general los soldados insisten en su “integridad moral personal” atribuyendo a las circunstancias de la guerra las muertes que eventualmente produjeron. Y aunque existe en la sociedad civil un deseo de exonerarlos, con diversas explicaciones, de esa “culpa”, la situación de guerra hará, en una sorprendentemente numerosa cantidad de ocasiones, que esta cuestión en particular no aparezca como la más urgente en los testimonios:



Mientras los civiles, antes y ahora, han estado ansiosos por exonerar a los soldados de su responsabilidad por sus acciones en batalla, los mismos combatientes a menudo estaban ansiosos por aceptar su propia agencia y por juzgar y ser juzgados por sus acciones.

Ahora veremos algunos enlaces de vídeos sobre las islas Malvinas:




Imágenes.









miércoles, 10 de octubre de 2012

Guerra de Malvinas (Parte 1)

La guerra de las Malvinas fue un conflicto armado entre Reino Unido y la República Argentina. Comenzó con el desembarco argentino en las islas el día 2 de abril de 1982 y finalizó el 14 de junio de ese mismo año con la reocupación de Gran Bretaña (volvió a tener el dominio político, económico, etc.).
Para 1982 el Proceso de Reorganización Nacional en Argentina ya estaba llegando a su fin. Durante esa época hubo terrorismo de estado, violación de los derechos humanos, desaparición y muerte de miles de personas, etc. Al mismo tiempo había un gran deterioro político y económico que, sumado a todo lo nombrado anteriormente, provocaba un gran descontento en la sociedad.
El viernes 2 de abril de 1982 las Fuerzas Armadas Argentinas desembarcaron en las Malvinas. Ese mismo día Gran Bretaña alertó a sus tropas y el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió para tratar el tema. Argentina contó con el apoyo de Perú, Venezuela y otros países de latino-américa desde donde le habían mandado aviones y armas en su ayuda. El 5 de abril Reino Unido dio su respuesta al ataque enviando a sus tropas a las islas. El 2 de mayo el submarino atómico Conqueror hundió al crucero ARA General Belgrano lo que tuvo como consecuencia la muerte de 323 personas. El 6 de abril la ONU propone que se retiren las fuerzas armadas de ambos países pero fue rechazado por Gran Bretaña. El 12 de mayo desde Southampton  parten 3000 soldados británicos a bordo del Queen Elizabeth hacia el Teatro de Operaciones y en los días posteriores los combates fueron mucho más intensos. Un mes después, las tropas inglesas avanzan hacia puerto argentino y toman 400 prisioneros. Al enterarse de todo esto, en Buenos Aires se realizan manifestaciones contra la rendición. El 14 de junio el comandante británico y el gobernador militar de las islas firmaron la rendición argentina. Luego de eso Gran Bretaña retomó el control de las islas.
Desde entonces y hasta la actualidad la situación no ha cambiado demasiado. Argentina sigue afirmando sus derechos a la soberanía de las Malvinas pero Inglaterra se mantiene inflexible con respecto a ello. La ONU aún considera las islas y las aguas circundantes como territorios en conflicto.
Con respecto al gobierno argentino vigente en ese entonces, el combate realizado durante 1982 pudo haber sido la distracción perfecta para los conflictos sociales que inundaban al país y la excusa para ganarse el apoyo de algunas clases sociales cuando el gobierno ya estaba llegando a su fin. En Reino Unido la presidenta en ese entonces era Margaret Thatcher quien, gracias a la victoria, fue reelecta al año siguiente.